En el Libro de los cambios aparece escrito: "La gente lo utiliza a diario sin saberlo". En El justo medio se dice: "No hay que abandonar el Camino ni por un instante. Si puede abandonarse, entonces no es el camino".Todas las acciones de las personas de este mundo no se encuentran más allá. Lo llamo el Camino. Aunque no lo sé, Cielo y Tierra me dieron una forma física y me equiparon con razón para permitir su funcionamiento. En la antigüedad, los sabios sistematizaron la ética, definiendo reglas ineludibles. A pesar de que ahora no hay sabios, a lo largo de las eras la gente lo observó por sí misma, de forma que el Camino existió en todos sus usos cotidianos. El hecho de que el Camino haya degenerado de manera gradual a lo largo de las eras, y que las personas y las cosas hayan cambiado, se debe al alejamiento de este Camino. No obstante, no hay nada que suceda independientemente del Camino. Desde esta perspectiva, desde la paz y la guerra, el florecimiento y el declive a gran escala, hasta los cambios y movimientos en un único suceso o cosa, no hay manera de alejarse de las leyes del Cielo y la Tierra. Los hombres nobles de carácter sólo hablan del Camino cuando han experimentado realmente lo que eso significa.
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Si se estudia a fondo estos principios, armonizándose con el Camino del que uno no puede apartarse, manteniendo las reglas del Cielo y la Tierra en todo lo que se hace, en todo lo que se dispone, con todo aquél que uno se encuentre, incluso estando sentado a solas, organizando todo con el Cielo y la Tierra como la encarnación de humanidad, puede denominarse la práctica cotidiana del hombre noble. Los principios que estoy explicando no son nada remotos, pero sí ineludibles. En sus actividades cotidianas, todo el mundo dice que lo que le hace feliz es el Camino y que lo que le resulta ofensivo no es más que la codicia humana. ¿Pueden tomarse a la ligera las actividades cotidianas si sólo se dispone de esas dos alternativas?
Soko, Yamaga. La Sabiduría del Samurai 'Libro I:
El Camino del Guerrero'. Barcelona: Kairôs, 2009.
"Respeta a los dioses y a Buddha, pero no confies en ellos."
Musashi, Miyamoto; Dokködö 独行道, “El Camino de la Soledad”, 1645.
Los aires de las épocas no se pueden cambiar. El hecho de que el nivel sea cada vez más bajo se debe a que nos estamos acercando al fin del mundo. A lo largo de un año, ni es siempre primavera, ni es siempre verano. Lo mismo ocurre con el transcurso de un día. Es por ello que no se puede hacer que el mundo actual vuelva a los buenos aires de hace cien años por mucho que se desee. Es por tanto importante, en cada época, guiar las cosas hacia un buen sentido. Es en esto en lo que se confunden las personas que añoran los aires de antaño, pues no lo comprenden. Asimismo, los que piensan que sólo lo moderno es bueno y desprecian las cosas antiguas son personas irreflexivas que no distinguen lo esencial de lo trivial.